Olga Borisov que en agosto del 2008 ahogó a su hijo
exige hoy de la justicia que le permita someterse a una fecundación in vitro.La
mujer está cumpliendo una condena de ocho años por matar a su hijo
Alon de cuatro. En su exigencia manifiesta Olga
" No podrán impedirme el derecho a ser madre"
Borisov, fue envíada a la cárcel hace tres años, es
divorciada y sus padres fallecieron. Según su abogada " Las circunstancias
de su vida son durísimas y trágicas, ningún guionista podría escribir un
guión tan trágico. No hay palabras para describir el dolor de una madre cuyo
único hijo no está con vida, en especial cuando su muerte fue provocada por sus
propias manos, las mismas manos que lo abrazaban unas horas antes".
Es de destacar que Borisov no cumple los requisitos
para tener encuentros conyugales o fecundativos, y su situación se considera
complicada. Además de ser divorciada, tiene 47 años y su estado de salud no es
el ideal, además de que el proceso no es precisamente corto, y puede durar un largo
período. El costo del
tratamiento es en
parte subsidiado en el marco de la Canasta de medicamentos y
parte no, aunque la interesada se comprometió a cargar con los
gastos que sean
necesarios.
No soy juez, mucho menos Dios, no puedo juzgar a nadie. Todos tienen derecho a arrepentirse, a rehacer su vida, a
reinsertarse en la sociedad. Un hombre que mata a su esposa y luego decide
casarse por segunda vez, lo hace con el consentimiento de la otra persona,
adulta, con capacidad de discernimiento. En cambio una mujer, evidentemente
desequilibrada, que es capaz de ahogar a su hijo en el mar, ¿cómo puede pretender traer otro hijo al
mundo? ¿Cómo es
posible siquiera considerarlo? Ese niño viviría con la espada de Damocles toda
su vida,¿quien podría protegerlo?¿ Quien puede garantizar su integridad física y
emocional al poder comprender algún día que su madre asesinó a su hermano
mayor
Pudo haberse tratado de un desequilibrio pasajero, de
una locura momentánea, sin embargo no pueden correrse riesgos.
La justicia debe protegernos, incluso hasta de nosotros mismos.